La reina indomable, Urraca I de León (1081-1126)
Una de las primeras grandes reinas fue Urraca de León, quien, a pesar de no ser educada para reinar, fue nombrada reina por el conquistador de Toledo, Alfonso VI. Urraca se enfrentó entonces a la nobleza, a su propio marido y a su hijo, para defender la corona de su padre.
El rey Alfonso VI de León no engendró hijos varones
Así que, a pesar de que ni Urraca ni su padre querían el trono para ella, al final tuvo que asumir su responsabilidad dinástica. La pequeña había vivido su infancia al lado de su madre, Constanza de Borgoña, una reina que no tuvo un papel público demasiado relevante. Sin embargo, Urraca fue separada pronto de su madre.
Con 8 años se celebró la ceremonia de esponsales con el que sería su primer marido, Raimundo de Borgoña.
Después su vida daría un giro importante. Primero quedaba viuda de Raimundo y debía ocupar el trono de su padre, el rey Alfonso VI que tenía ahora que volver a buscar un marido para su hija viuda, pues además de no haber sido educada para ser reina, una mujer no podía gobernar sola. Necesitaba un marido.
La elección recayó en Alfonso I de Aragón, conocido como el Batallador. En 1109 moría el rey y Urraca se convertía en la reina legítima. A su lado un marido y rey que no le pondría las cosas fáciles.
Las ambiciones del Batallador, quien pronto empezó a gobernar sin tener en cuenta a la reina su esposa y a tomar como suyos territorios de la corona de León. La situación se hizo tan tensa que el rey llegó a encerrar a su esposa en la fortaleza de Castellar en el año 1111.
Después de varias batallas y reconciliaciones, los opositores al matrimonio consiguieron usar el argumento de la consanguinidad para terminar definitivamente con el mismo. Esto sucedía en 1112, año en el que Urraca empezó a gobernar en solitario.
Desde 1113 hasta 1126, Urraca asumió su papel de reina con responsabilidad y eficiencia.
El 8 de marzo de 1126 Urraca I moría siendo reina y habiendo ejercido en solitario y con gran valentía un papel que, por ser mujer, tuvo que defenderlo durante todo su reinado.
Urraca fue enterrada en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León.