Ana de Austria

La cuarta esposa, Anna de Austria (1549-1580)

1568 fue un año triste y fatídico para el Rey Prudente. Felipe II de España se quedaba viudo por tercera vez y veía como desaparecía, además en extrañas circunstancias Don Carlos, su único heredero masculino. Con él quedaban solamente dos hijas, Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, habidas de su amada Isabel de Valois. Había que buscar pronto una nueva candidata para intentar dar al Imperio Español el ansiado heredero. La elección recaería en su sobrina Anna de Austria.

La sobrina del rey

Anna de Austria nació el 1 de noviembre de 1549 en Cigales, un pueblo de Valladolid. Sus padres, Maximiliano II (futuro Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y María de Austria, pasaron largo tiempo en España donde ejercieron como regentes durante las ausencias del hermano de María, Felipe II. Pero desde 1552, vivió su infancia y juventud en Viena.

Anna era la hija mayor de la prolífica pareja imperial que llegó a tener 15 hijos. Vivió feliz en la corte imperial vienesa hasta que fue requerida para ejercer su papel en la familia española de los Habsburgo.

La esposa del rey

Felipe II, viudo por tercera vez, volvió la vista a Europa para encontrar una nueva candidata con la que casarse. Las elegidas fueron dos, Margarita de Valois, hermana de su difunta esposa Isabel de Valois, y su sobrina Anna, a la que finalmente escogerá. 

El 4 de mayo de 1570 se celebró el matrimonio por poderes en el castillo de Praga donde el archiduque Carlos de Estiria actuó en representación de Felipe. A finales de junio Anna emprendió el camino hacia España donde llegó el 3 de octubre de aquel mismo año. El 14 de noviembre tuvo lugar en Segovia la misa de velaciones y dos días después se celebraba la boda. Él tenía 42 años y ella 21 y habían necesitado una dispensa papal por su estrecha consanguinidad.

Empezaba el reinado de la cuarta esposa del Rey Prudente. Anna introdujo en la corte ciertos aires de austeridad. Alejada del boato y de las fiestas a las que la nueva reina no era aficionada, convirtió su reinado en un periodo considerado por algunos como un “convento de monjas”.

Los primeros meses en España Anna no se separó de su marido y de sus hijas quienes, a pesar de las reticencias iniciales, acabaron aceptando a la nueva esposa de su padre como a una cariñosa madrasta. 

A pesar de que en aquellos tiempos se sitúa la posible tortuosa relación con Ana de Mendoza, llamada La Tuerta, lo cierto es que la reina y Felipe no escondieron su amor. Aunque, estuvieran o no enamorados, Anna había vuelto a España para cumplir un objetivo: dar al rey y su reino el ansiado heredero.

La madre del rey

Anna de Austria tuvo cinco hijos, cuatro varones y una niña. Pero de todos ellos sólo sobrevivió uno. Fernando nació en 1571 y murió con siete años; Carlos Lorenzo vino al mundo en 1573 pero falleció dos años después; a él le seguiría Diego Félix, quien tampoco llegaría a la edad adulta. Al fin, el 3 de abril de 1578 nació en el Alcázar de Madrid el que reinaría tras la muerte de su padre como Felipe III. La única niña de la pareja, llamada María, nació en 1580 y murió tres años después. 

Anna de Austria no sufriría la desaparición de su hija porque ella misma falleció en 1580 a causa de una epidemia de fiebre que podría haberle contagiado su marido. La reina estaba de nuevo embarazada y no superó la enfermedad. Anna falleció el 26 de octubre de 1580 en Talavera de la Reina y fue enterrada en el Monasterio de Santa Ana de Badajoz hasta su traslado definitivo al Panteón de Reyes y Reinas de San Lorenzo de El Escorial.

La última esposa de Felipe II vivió junto a él escasos 10 años pero consiguió su cometido asegurando la dinastía española de los Austria. El rey ya no volvería a casarse.