Leonor de Plantagenet
La joven reina llega a la Península en el año 1170 sin saber por entonces una palabra de castellano. Ambas cortes se encuentran en la ciudad de Tarazona donde deciden contraer matrimonio. Según narran las crónicas la ciudad estuvo de festejos durante algo más de tres días en los cuales toda Castilla celebró la unión de su joven rey - pues tenía quince años, ella diez- con Leonor. Al matrimonio aportó Leonor el condado de Gascuña, territorio que su madre le cede como dote.
Si de su vida como matrimonio y como monarcas tuviésemos que destacar un solo instante, ese sería la victoria en 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa. No fue la única ofensiva que libraron ya que ambos se convirtieron en baluarte en la lucha contra los árabes que permanecían en la Península. Así entre los lugares que reconquistaron a las árabes encontramos Cuenca, ciudad poco importante en cuanto a número total de almas que en ella vivían pero determinante en la política estratégica que el rey Alfonso quiso seguir contra los musulmanes. En esta ciudad decidieron vivir unos años durante los cuales transformaron la antigua mezquita en catedral y construyeron el Hospital de Santiago.
Su esposo muere en octubre de 1214, la reina tan solo veintiséis días después. Ambos enterrados en el Real Monasterio de las Huelgas de Burgos, proyecto personal de la reina.
La cultura heredada de su madre, Leonor de Aquitania
Es conocido el gusto que la reina mostró por las artes especialmente por la poesía y la música, heredado de su abuelo Guillermo IX, duque de Aquitania a quien la historia ha bautizado como el creador y mecenas de los cantares de gesta. Suponemos por tanto que su buen hacer con las letras se lo trasmite a su hija, Leonor de Aquitania, quien por aquel entonces se suponía la mujer más conocida, popular y preparada de todo el Viejo Continente.
Fue en Poitiers donde Leonor más pudo disfrutar del ambiente refinado, donde pasó la mayor parte de su infancia junto a su madre y sus hermanos. Allí, de forma poco común para la época, fue educada en igualdad con sus hermanos. Todos ellos, sin distinción de sexos, fueron preparados para el gobierno y la administración.
Este puede ser la razón por la que ella impartió la misma educación para todos sus hijos. De ellos sabemos que Berenguela luchó por asegurar el trono a su hijo demostrando gran coraje y determinación, imposible sin una amplia educación donde la preparación política e intelectual era imprescindible. Lo mismo ocurrió con sus otras hijas - todos sus hijos varones murieron- y la forma en la que éstas llevaron el gobierno de sus países Francia, Portugal y Aragón.