Laura Bassi

Laura María Catharina Bassi

Científica, poeta y filósofa, nació en Bolonia el 29 de noviembre de 1711. Su padre, natural de Módena, era un abogado de origen no noble.

Laura fue una niña prodigio que con tan solo cinco años comenzó a recibir instrucción, en su casa, del padre Lorenzo Stegani, su primo, en latín, francés y matemáticas. A partir de los trece años pasó a ser tutelada por el médico de la familia y erudito local Gaetano Tacconi, quien dirigió durante los siguientes siete años su formación en filosofía, metafísica, lógica e historia natural.

Pronto las extraordinarias capacidades intelectuales de la niña Bassi fueron conocidas entre la intelectualidad de Bolonia y los académicos visitaban la casa Bassi para conocer de primera mano la brillantez de la pequeña Laura.

En el año 1732, cuando todavía no había cumplido los veintiún años, tienen lugar una serie de acontecimientos que marcarán de manera determinante su vida posterior.

El 20 de marzo fue nombrada miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia.

El 17 de abril, animada por su familia y amigos, participa en un debate público sobre filosofía enfrentándose a cinco notables académicos de Bolonia. Debido a la gran expectación que despertó el evento, éste se celebró en el Palacio de los Senadores de Bolonia y en él Bassi demostró ser una polemista eficaz, impresionando al público asistente, entre los que estaban personajes de peso como el legado papal, el cardenal Grimaldi y el cardenal Próspero Lambertini –que más tarde se convertiría en el Papa Benedicto XIV– quien la animó a continuar sus estudios y se convirtió a partir de ese momento en su mentor, proporcionándole el apoyo necesario a lo largo de su carrera.

El 17 de mayo la Universidad de Bolonia le concedió un doctorado honorario, debido a sus evidentes capacidades intelectuales. De nuevo el evento levantó gran interés y, en un acto público que tuvo lugar en el pabellón de Hércules del Palacio Comunal, Bassi recibió una corona de laurel de plata y dio un discurso de aceptación en latín. También fue escrita una poesía en su honor.

El 27 de junio, con el fin de obtener una plaza de profesora en la Universidad de Bolonia, se sometió a un examen público, que de nuevo fue un éxito, con el que obtuvo una plaza de profesora de física, con un salario de 500 liras al año; convirtiéndose así en la primera mujer en obtener un puesto de profesora de física en una universidad.

En octubre de ese mismo año dio su primera conferencia en la universidad y a ella acudieron personalidades tanto de dentro como de fuera de la comunidad académica. La conferencia se tituló De corpore aqua naturali Elemento aliorum corporum parte universi y posteriormente fue publicada.

Medalla en honor de Laura Bassi.

Para conmemorar todos estos eventos, el Senado de Bolonia creó una medalla en su honor, en la que ella aparecía en una cara y Minerva –la diosa de la sabiduría– en la otra, junto con la inscripción ‘Soli cui fas vidisse Minervam.‘

Como mujer, tuvo numerosas dificultades para ejercer su profesión. Sus colegas se preocuparon de que ella no creara un precedente que animara a otras mujeres a aspirar a carreras profesionales y que pudiese llevar a mujeres jóvenes a convivir entre ellos. Estas dificultades se vieron un poco aliviadas cuando en 1738 se casó con el médico y físico Giuseppe Veratti. Según ella misma comenta: ‘He elegido a una persona que camina por mi misma senda de aprendizaje y por su larga experiencia estoy segura que no me disuadirá de ella.’

Su matrimonio le facilitó la carrera profesional, a pesar de los doce hijos que tuvo, ya que a partir de ese momento era su marido, en vez del Senado, el que debía concederle los permisos necesarios para impartir conferencias públicas y desarrollar algunos otros aspectos de su profesión. La pareja compartió no solo vida doméstica sino también trabajo profesional y curiosidad intelectual.

En 1745 el ya Papa Benedicto XIV creó una nueva sección en el Instituto de Ciencias, la Benedettini, con el objetivo de estimular nuevas investigaciones científicas en Bolonia, siguiendo el modelo de la Academia de Ciencias de París. Veinticuatro académicos fueron aceptados entre los Benedettini, con una recompensa económica de cincuenta liras a condición de que presentasen al menos un trabajo anual sobre nuevos hitos científicos. Bassi no estaba entre los veinticuatro nombrados inicialmente, pero ella no se conformó y solicitó, a través de un amigo influyente, ser incluida en este selecto grupo. El Papa creó una nueva plaza, la vigésimo quinta, entre los Benedettini para que fuese ocupada por Bassi.

A pesar de ser ya una mujer casada, en 1749 –de nuevo para paliar las dificultades que tenía en el desempeño de su profesión– inauguró junto a su marido un laboratorio y una escuela privada de física experimental en su domicilio, que pronto se hizo famosa en toda Europa, y acogió tanto a personas de ciencia de renombre como a estudiantes con interés sobre todo en la física newtoniana, toda una novedad en ese momento y que no era todavía contemplada en los cursos de la universidad. Sus potentes conocimientos de física y matemáticas, junto con su formación pionera en las teorías de Newton que contrastaba con los enfoques tradicionales de sus colegas, hicieron de Bassi una figura clave en la difusión de la ciencia newtoniana en Italia. Esta fama que adquirió con su docencia privada le valió también un aumento de sueldo, que ella reclamó, en la universidad.

En 1776, cuando Paola Battista Balbi murió, dejando una vacante en la Cátedra de Física Experimental del Instituto de Ciencia, ligado a la Academia de Ciencia, el marido de Bassi era asistente de Balbi. A pesar de que él hubiera sido la opción más obvia para relevar a Balbi, Bassi presentó su candidatura. Finalmente, parece que por sus destacadas habilidades en matemáticas, fue ella la nombrada para ocupar dicha cátedra, con su marido, Veratti, como su asistente; siendo nombrada además Presidenta del Instituto. Cuando Bassi murió dos años más tarde, su marido asumió el cargo y posteriormente fue sucedido por su hijo Paolo que mantuvo el cargo hasta 1796.

Laura Bassi. Litografía de A. di Lorenzo.

Laura Bassi murió el 20 de febrero de 1778 en Bolonia y fue recordada por sus fuertes covicciones religiosas, su dedicación a los menos afortunados, y su poesía –de la que ella nunca pasó de considerarse una aficionada–, pero por encima de todo fue recordada por su legado científico. Fue una de las figuras más relevantes de la intelectualidad de la floreciente Bolonia del siglo XVIII. Un cráter de Venus fue bautizado Bassi en su honor.

Publicó más de treinta trabajos, de entre ellos una buena parte fueron sobre física newtoniana y cartesiana, siendo de las primeras personas que explicó física newtoniana en Italia. Algunas de sus disertaciones en latín fueron publicadas en los“Comentarios del Instituto de Bolonia” y muchas de sus conferencias se han conservado manuscritas.

Sin embargo, como recoge por ejemplo la profesora Carolina Martínez Pulido en su artículo Mujeres entre bambalinas y artefactos para desvelar los enigmas de la reproducción, sus contribuciones han sido totalmente ignoradas y no sólo no aparecen referencias suyas en las historias oficiales de la ciencia, sino que algunos historiadores afirman que sólo dio lecciones privadas en su casa, pese a estar documentada su docencia en la Universidad de Bolonia durante más de cuarenta años.

Laura Bassi constituye un buen ejemplo del olvido, desconsideración e invisibilidad sufrido por las mujeres en la historia de la ciencia.

Los logros de Laura Bassi mostraron que las mujeres podían ser educadas en matemáticas y física, ser maestras exitosas y brillantes investigadoras científicas.

Ella consiguió tener una larga carrera científica en pie de igualdad con los hombres de la época, salvando todas las dificultades que le fueron surgiendo a lo largo de la misma por su condición de mujer, y también formó una extensa familia. Fue, por tanto, una pionera en la conciliación de la vida familiar y profesional, algo que todavía es una asignatura pendiente para muchas mujeres en la actualidad y para las que ella puede ser todo un referente.